CUENTO DEL REY Y EL JARDINERO
Érase una vez un rey muy malo, muy malo.
Un día salió de cacería con los criados, los perros y los caballos y empezó a llover. Entonces se metieron debajo de un árbol y uno de los criados vio una luz y dijo: ¡Vamos para allá a ver que es aquello!.
Por otra parte, un gato y un pajarito caminaban por el bosque cuando de pronto miraron hacia arriba y les cayó una manzana de uno de los árboles. Pero resulta que la manzana estaba picada y en el suelo se quedó. Siguieron caminando y se encontraron otra manzana: ésta estaba buenísima. Como había empezado a llover se quedaron en aquel lugar, y allí, poco después, se encontraron con el Rey.
El criado que había visto la luz, oyó al pajarito y al gato, y al encontrarse perdidos, éstos se
ofrecieron a indicarles el camino. Y así fueron hasta un convento.
Cuando llegaron allí, llamaron y les abrió la puerta un fraile. Al ver que era el rey, enseguida le dieron cobijo, le quitaron la ropa mojada y le pusieron de limpio. El rey preguntó quién mandaba en el convento y le dijeron que allí mandaba el prior. Hablando ya con el prior, el rey le dijo: Te voy ha hacer tres preguntas; si no me las acierta vengo mañana por la mañana y te mato.
1ª pregunta) ¿Cuánto vale dios?
2ª pregunta) ¿Cuánnto hay hasta el cielo?
3ª pregunta) ¿Quién me puede engañar?
El prior cogió un libro y se puso a pasear por el jardín a ver si daba con las respuestas para poderle contestar al rey.
Llegó el jardinero, que era muy cuco: -Mi prior, que lo veo muy desanimado, ¿que le pasa?.
El prior le explicó lo ocurrido con el Rey y las tres preguntas que éste le había hecho.
El jardinero le contestó: Vd no se preocupe, que yo me pongo en el confesionario y le digo las tres respuestas al rey.
Mientras así hablaban, en el jardín ocurrían otras cosas: el gato que había ido para allá con el rey y el pajarito, se enfadó en un momento dado y se tragó al pajarito. Éste se movía en la barriga del gato. El jardinero que lo vio, cogió al gato y le dijo: ¡O lo sueltas o te abro la barriga! Y el gato entonces abrió la boca y salió el pajarito, que era de muchos colores. Y en cuanto salió echó a volar.
Al día siguiente por la mañana, llegó el rey al confesionario y le dijo al que él creía que era el prior:
-¿Está usted preparado?
-Sí.
1ª pregunta): ¿Cuánto vale dios?
-Dios vale 30 monedas de plata porque así lo vendió Judas.
2ª pregunta) ¿Cuánta distancia hay hasta el cielo?
-Hay mil millones, de mil millones, de mil millones de metros. Si usted no se lo cree, pues mídalo.
3ª pregunta) ¿Quien me puede engañar?
-Y a usted lo puedo engañar yo, porque se cree que está hablando con el prior y está hablando con el jardinero.
El rey, preso de rabia, en lugar de cumplir con su palabra, trasladó de sitio al jardinero y lo desterró a Groenlandia.
En Groenlandia, el jardinero se encontró con un tesoro. Volvió a su tierra muy rico y compró unos terrenos y construyó un palacio.
El día en que inauguraron el palacio, comenzó a llover sin parar. Pasó la lluvia y se vio un hermoso arco iris. Los invitados llegaron y se estaba divirtiendo todo el mundo.
En aquel momento apareció el rey en un carruaje y se bajó. Entró y vio al jardinero y le dijo:
-¿Tu eres el jardinero que yo expulsé de aquí?.
Contestó el jardinero: “Sí, yo soy, su Majestad, soy el jardinero que usted expulsó”.
-¿Y cómo es que tienes tanto dinero? El jardinero le dijo: Gracias a usted, porque me encontré un tesoro en donde me exilió.
Del mismo coraje, el rey se fue a subir en su carruaje y se cayó de boca, partiéndose los dientes. Y entonces, el jardinero le dijo: Como no soy rencoroso, te pagaré el dentista, para que te haga una dentadura.
Lo que ocurrió después, es que el dentista era casi tan malo como el rey y le puso una dentadura, pero de burro.
Moraleja: Haz el bien, porque la verdad y la justicia siempre triunfan y el que hace mal recibe mal.
Siembra lo bueno y lo recogerás.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y el que no levante el culo se le queda pegado.